La norma de los Rookies ¿justa o injusta?


Los equipos y pilotos de MotoGP ha visto como esta temporada, la FIM, junto con Dorna y la MSMA, han decidido redactar una serie de normas de cara a ser implementadas en la próxima temporada en MotoGP. Una de ellas, la más polémica, es la prohibición de meter a un Rookie (piloto que afronta su primera temporada completa en la categoría) en un equipo oficial de fábrica, teniendo que ir por tanto, a un equipo satélite (esto no afecta a los equipos de fábrica que no tengan equipo satélite, como Suzuki o Kawasaki).

Por tanto, si el año que viene un piloto que sube de 250, como Marco Melandri Simoncelli o Álvaro Bautista, o que viene por ejemplo del mundial de SBK, como Ben Spies, deberán pasar obligatoriamente su primer año en la categoría como pilotos en un equipo satélite.

Como imaginareis, esto no ha sentado nada bien a los pilotos, sobre todo a los tres mencionados anteriormente, que son los más opciones tienen de irse el año que viene a MotoGP. Tampoco en los aficionados especialmente, ya que estos se quejan de la norma y la tachan de “tontería” y “sin sentido”.

Veamos, a día de hoy existe una verdad innegable en MotoGP: Correr en el mundial es tremendamente caro.

Año tras año no paramos de ver como los equipos satelite se las ven y se las desean para conseguir patrocinadores y así ajustar los presupuestos para poder mantenerse en la categoría. Si lo consiguen, es siempre para pasar temporadas generalmente con más sombras que luces. Por tanto, y viendo esto, creo que esta norma es tremendamente beneficiosa sobre todo para ellos; tener en el equipo a un campeón del mundo serviría para atraer patrocinadores, el nivel del equipo subiría y mucho, y conseguirían al fin garantizar una cierta estabilidad; estabilidad que llevan años perdiendo cada vez a pasos más forzados.

Admitámoslo, el mundial de MotoGP sigue vivo gracias a los equipos satélites, si no hay equipos satélites en el mundial, este se acaba, y yo no veo que existan listas de espera para entrar a correr el mundial y mucho menos, que las fábricas puedan afrontar el gasto que supondría poner más motos en pista para cubrir dichos vacios dejados por los sátelites.

Y que nadie se engañe, hecha la ley, hecha la trampa. Si Bautista, Simoncelli o Spies van a MotoGP a un equipo satélite la temporada que viene, será porque la fábrica les habra garantizado una moto y un trato similares a los de sus pilotos de fábrica; algo así como el Nastro-Azzurro de Valentino Rossi en 2000-2001 o el Fortuna Honda Gresini del malogrado Daijiro Kato en 2002.

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