Ayer por la tarde Ángel Nieto nos dejó. La luz del zamorano que siempre ha brillado con una intensa fuerza gracias a su carisma ahora brillará en el firmamento, dando gas eternamente en el cielo. Su hueco deja huérfanos a todos los que formamos parte de la gran familia del motociclismo, especialmente a una figura de la talla de Giacomo Agostini.
"Para mí, Ángel era mi mejor amigo en el Gran Circo", se lamentaba ayer Agostini. "Nunca fuimos rivales porque competíamos en clases diferentes y por eso jamás hubo fricciones entre nosotros".
Una amistad que sobrevivió a la tiranía del mundial
Entre ambos sumaban la ingente cantidad de 28 títulos mundiales, 15 para Agostini y 13 para Nieto, dominando juntos con mano de hierro el Campeonato del Mundo de Motociclismo al mismo tiempo. Mientras Nieto tiranizaba las categorías pequeñas (50 cc y 125 cc), Ago se encargaba de hacer lo propio en las superiores (350 cc y 500 cc).
"Mi esposa María es española y hace unos días llamó a Belinda (la mujer de Ángel). Nos dio noticias esperanzadoras pero al final no han sido ciertas", se lamentaba el italiano, quien ahora recuerda con un profundo cariño y admiración la figura de Ángel Nieto.
Ago destaca la claridad de Nieto, lo sencillo que era, "era muy humilde y una vez me dijo que le hubiera gustado hacer lo que yo hacía y yo tenía curiosidad por saber por qué nunca había subido de cilindrada. Me confesó que no se veía con una 500 cc, que no se sentía cómodo, pero tampoco era algo que le preocupase".
Durante más de 50 años Nieto y Agostini han seguido labrando su amistad. Juntos entregaron el mayo pasado los premios a las poles del Gran Premio de España y, por la noche, siguieron juntos en la casa de Ago, recordando batallitas delante de una paella y una copa de vino. Recuerdos impagables de una leyenda junto a otra leyenda y una amistad eterna.