Hasta seis veces campeón del mundo de motociclismo con cinco victorias en el TT de la Isla de Man, Geoffrey Ernest Duke, o “The Duke”, fue también un mensajero motorizado de la Royal Signal Regiment durante la Segunda Guerra Mundial y un apasionado del motociclismo que guió y formó, casi sin quererlo, el espíritu rebelde y competitivo de varias generaciones de jóvenes durante los años 50.
Un piloto que fue reconocido como leyenda de los Grandes Premios en 2002 por la FIM, aunque jamás hizo falta pues lo más mayores del lugar y la afición británica no se han olvidado en ningún momento ni de su influencia ni de su persona, sobre todo teniendo en cuenta que fue él quien ayudó a Norton a llegar a lo más alto del motociclismo mundial. Hoy dedicamos un pequeño espacio a esta figura de las dos ruedas.
Si por sus inicios dependiera Geoff no hubiera llegado demasiado lejos. Nació en 1923 en St. Helens, localidad cercana a Liverpool, para trece años después subirse por primera vez a una moto con desastroso resultado. Parece que ese primer contacto con el suelo le sirvió para evitar futuras caídas. Y es que el destino le deparaba una experiencia dura que le enseñaría a moverse como pez en el agua sobre todo tipo de suelos cuando al estallar la Segunda Guerra Mundial tuvo que, como tantos otros, abandonar su afición al ser destinado al ejercito como mensajero donde condujo su motocicleta para la Royal Signal Regiment.
Había acabado el conflicto cuando en 1949 comenzó a probar suerte en el mundo de la competición al mismo tiempo que Norton quedaba en quinto lugar y veía cómo AJS se llevaba el título. Así el destino preparaba la situación idónea que permitiría a Geoff estar el momento y lugar adecuados para que se fijaran en su talento. The Duke corrió en la Isla de Man, un prueba por aquel entonces aún reservada a aficionados, con una Norton 500 haciéndose con la victoria que valdría su fichaje por el equipo oficial de la marca británica un año después.
Geoffrey, a bordo de unas motos con un chasis revolucionario como fue el featherbed, se alzó con la victoria en 500cc y con una segunda plaza en 350cc en la primera carrera en el trazado del TT. Mencionar que fue el primero en superar los 150km/h de media en el famoso circuito. Además, en aquella temporada como rookie en 350cc y 500cc, consiguió la segunda plaza en ambas categorías. Lo que bien empieza bien acaba, y desde 1951 a 1955 sumó sus seis títulos mundiales. Los tres primeros con Norton y los tres últimos bajo la estructura de Gilera – lo de fichar por el rival no es nada nuevo – .
Pero la imagen e influencia de The Duke va más allá de los circuitos, de los resultados y de los números. Fue de los primeros grandes ídolos del público, moviendo masas por donde fuera. Con un estilo sobrio, hombre de pocas palabras y siempre alejado de las voces de sus seguidores se ganó un aura místico que lo convirtió en una leyenda del motor y en una figura a seguir. Niños y jóvenes como los que vemos en la foto de arriba serían los que, con la figura de su héroe en la mente, despojarían tiempo después a sus motos de todo lo que no fuera necesario para correr; ¿alguien ha escuchado hablar de los rockers y las café racers?.
No fue el tipo de campeón al que estamos acostumbrados, no era simpático con sus admiradores, evitaba los autógrafos, no se tiraba a un lago tras ganar ni se vestía de doctor pero fue precisamente aquella actitud lo que le grabó en la historia del motociclismo.
Fotos vía | The Selvedge Yard
Fuentes | The Selvedge Yard, Dos Ruedas, Wikipedia