Valentino Rossi nunca volverá a correr una carrera de MotoGP en Italia. El Gran Premio de la Emilia Romagna de 2021 ha sido su despedida de Misano, y el llenazo en el circuito ha sido absoluto con 35.000 almas para decir adiós al piloto que cambió para siempre el mundial de MotoGP y la pasión de los italianos por las motos.
Las gradas se tiñeron de amarillo, como las motos del VR46, para darle una espectacular despedida al mayor mitos de la historia de las motos. Toda una ceremonia que además respetó el alirón de Fabio Quartararo y se contuvo hasta después del podio, con toda la afición esperando en las gradas por su ídolo.
35.000 tifosi despidieron en Misano a un Rossi que hasta lanzó su casco a la grada
La locura se apoderó de las gradas de Misano al terminar la carrera, especialmente en el momento en el que Valentino Rossi se acercó a su grada de aficionados. De hecho, el plan es que esos tifosi sigan yendo a los circuitos pese a que Rossi deje de correr, ahora para animar al VR46 y a todos sus pilotos.
En un momento de euforia, Rossi incluso lanzó a la grada el casco especial que había diseñado para la ocasión. Una pieza única que tenía serigrafiada una estampa precisamente de los aficionados del '46'. El afortunado al que le cayó el casco ahora tendrá que decidir entre quedárselo o subastarlo, ya que esa pieza se podría ir a cifras astronómicas.
Rossi también lanzó los guantes a una grada que no dejaba de vitorearle. No era para menos: en Misano habían preparado una gran fiesta con música y DJ para conmemorar la última carrera de Rossi en Italia. Además, el resultado en pista había sido muy positivo, así que todo era felicidad en la cara de 'Il Dottore'.
"Ha sido un fin de semana largo y muy bonito. Todavía quedan un par de carreras para desahogarme, aunque lo de hoy ha sido tan bonito que he pensado que no hace falta hacerlas. Estoy feliz más que nada porque he hecho una carrera decente. Fue la mejor manera de despedirme", decía Rossi.
La carrera de Rossi fue de menos a más. Por momentos estuvo rodando penúltimo, tan solo por delante de su compañero, Andrea Dovizioso, pero conforme fue creciendo el desgaste de los neumáticos también subió el rendimiento de Rossi. Adelantó a Franco Morbidelli, Michele Pirro y Brad Binder. Junto a las caídas le permitió acabar décimo.
Solo es la tercera vez que Rossi acaba entre los diez primeros de una carrera pilotando para el Petronas, después de Mugello y el Red Bull Ring. Pero lo más importante es que Rossi pudo despedirse con una sonrisa de 35.000 enfervorecidos italianos que le aclamaban. Los Grandes Premios en Mugello y Misano ya nunca volverán a ser lo mismo.
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