Nada menos que 40 años lleva con nosotros Mugello. Su inauguración en el calendario del Campeonato del Mundo tuvo lugar en 1976 cuando por primera vez los Grandes Premios visitaron el Autodromo del Mugello. Entonces, y ante una parrilla de sólo 11 pilotos, Barry Sheene se imponía a Phil Read por sólo una décima de segundo. Curiosamente, aquella carrera estuvo casi monopolizada por Suzuki salvo por la Yamaha de Borge Nielsen.
Hoy, en 2016, las cosas han cambiado mucho de cara al Gran Premio de Italia. Suzuki viene de conseguir su primer podio de manos de Máverick Viñales en el Gran Premio de Le Mans, pero la pista es igualmente espectacular. Con una recta principal con 1.141 metros de largo las MotoGP superan los 350 km/h sobre un cambio de rasante en curva. ¡Bestial!
Establecido como un nivel tres sobre cinco de dificultad, en cifras brutas los pilotos de MotoGP al final de los aproximadamente 40 minutos de carrera habrán pasado frenando unos 11 minutos de manera continua acumulando más de una tonelada de presión sobre la manera derecha.
Son 10 frenadas contundentes con una media de 1,06 g de deceleración, pero de entre todas destaca la primera curva: San Donato. Las MotoGP llegan al primer ángulo incluso por encima de 350 km/h y reducen hasta sólo 91 km/h. La frenada es de infarto con cinco segundos y medio de frenada en los que se aprieta con 7 kilos de presión la palanca de freno.
Después de esta, las demás hasta parecen fáciles. Cuatro curvas de dificultad media Materassi, Scarperia, Correntaio y Bucine (curvas 4,10, 12 y 15) y el resto, relativamente asequibles (en términos de la máxima competición). En todas ellas los adelantamientos son más fáciles de acometer, pero la que se lleva la palma en cuanto a metidas de moto se refiere es Casanova-Saveli, la variante en la zona media del circuito.
¿Te imaginas cómo deben terminar los antebrazos de los pilotos?
Vía | Brembo
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