Una de las cosas más grandes del mundo de las dos ruedas es que por muy ajeno que sea uno a un estilo concreto de moto, siempre acabas fijándote en algo que no cuadra con tus gustos del todo pero que te encantaría probar o incluso tener. Al final entre los moteros abunda la buena gente y las máquinas hechas con buen gusto y estilo se valoran y nos gustan a todos.
Los alemanes de One Way Machines están especializados en transformar motos de la marca americana con más adeptos. En su catálogo abundan los proyectos con un resultado más que decente y con la Harley Davidson Iron Riot, su buque insignia, la preparación que usan por bandera para su promoción, van más allá de toda elegancia con sus toques de diseño industrial.
Como si fuese en bruto pero no
Julian von Oheimb, cabeza visible del garaje alemán One Way Machine, es un maestro preparador con un gusto y un ojo clínico envidiable. Especializado en las máquinas de Milwaukee, sobre todo en el modelo Softail de la firma que le ofrece la base perfecta para desatar esa mirada elegante, tiene con la Harley Davidson softail Iron Riot una máquina capaz de causar disturbios con solo mirarla por lo bonita que es.
La Iron Riot tiene como base una de esas Harley Davidson Softail que tan buen resultado le dan, un modelo de carburación de 2001 en cuestión, con un motor bicilíndrico en V de 1450 cc casi nuevo que encontró en el mercado estadounidense y al que solo le ha metido un nuevo filtro de aire junto con una caja de balancines para mejorarlo un poco.
Tras pasar por el garaje alemán monta una horquilla delantera de una HD Sportster de 2004 bastante trabajada, un asiento fabricado a medida, un guardabarros trasero procedente del mercado de recambios auxiliar adaptado específicamente para el modelo, un nuevo manillar de LSL, puños de su patrocinador oficial Rough Crafts, frenos Beringer y algún elemento y componente más como la tapa para la gasolina, hecha a partir de una insignia de coche clásico yankee que aún no se sabe de dónde procede.
Todo en ella llama la atención de una forma sobria. Quizás lo más llamativo es ese marcado estilo de diseño industrial limpio y mecanizado que le otorga el tanque de combustible de una DKW de 1930 que monta, la gigante transmisión por cadena, los frenos perimetrales o su escape artesanal junto con el trabajazo en chasis y basculante para eliminar los soportes y soldaduras innecesarias que traía de fábrica. La Iron Riot no sería la misma sin la buena mano de pintura de Cocobreezé (pintan todos los trabajos de One Way Machine) que lleva y que la viste finalmente con ese toque industrial como si fuese en bruto. Nada más lejos.
Asiduos al podio del prestigioso AMD World Championship, el Campeonato Mundial de Constructores, no es de extrañar que con la Harley Davidson Softail Iron Riot subiesen a él por tercera vez consecutiva haciéndose con el segundo puesto en una de las categorías más reñidas, la de Harley Davidson modificadas.
Vía | BikeExif
Fotos | One Way Machine