Dejó su moto atrás hace medio siglo. Su hijo se la ha regalado por su 90 cumpleaños, y el reencuentro es lo más emotivo que verás este año

Aunque esta noticia nada tenga que ver con Yamaha, la firma de Iwata define muy bien un concepto que nos es válido para explicar esta pedazo de historia. El concepto es "Kando", y básicamente abla de la experiencia profunda y emocional que une al hombre-moto como si fuesen uno.

Bajo este concepto filosófico, una moto siempre quedará unida a su dueño. Y hoy, el señor Zandbelt, que cumplía 90 años, tuvo el mejor regalo posible: reencontrarse con su moto. El vídeo es emoción pura. Prueba de que el Kando existe, y crea una conexión muy profunda hombre-moto.

Un reencuentro con su vieja moto de hace 60 años

Las motos son pasión, amor, disfrute... Y un sinfín de adjetivos interminables relacionados. Hay quienes no se separarán nunca de su moto, emocionalmente hablando. Hoy es uno de esos casos.

El señor Zandbelt cumplió 90 años recientemente. Su cuerpo, por razones obvias, no le permite montar más en moto. Y aunque su estado físico haya cambiado; su alma no, y sigue siendo motera. Sigue tan inctacto como la moto que dejó atrás hace 60 años cuando tuvo que emigrar a Canadá.

Y sorpresa, era su cumpleaños. En esta historieta de diez minutos el prota se llama Vince, que es el hijo del otro protagonista. Empieza contando que es el cumpleaños de su padre, que cumple 90 años, y como su apellido delata, es alemán, pero se vio obligado a emigrar hace más de medio siglo.

El señor Zandelt dejó atrás muchas cosas, emocionales y físicas. Amigos, pertenencias, familiares... Y una moto. Una vieja DKW con la que vivió los mejores momentos de su vida.

DKW, de Dampf-Kraft-Wagen, o en alemán, 'coche movido por vapor'. Fue una histórica fábrica de motos y coches fundada en 1916 por un ingeniero danés en Sajonia (Alemania). En la primera mitad del siglo XX, DKW fue una de las marcas más importantes del mundo de las dos ruedas, hasta el punto de que fue el fabricante que más motos produjo a nivel mundial antes de la Segunda Guerra Mundial.

Pues aquella moto le acompañó incluso el día que se casó con su esposa (y madre de Vincent), y otros muchos momentos memorables. Pero claro, tuvo que dejarla atrás, y quedó en manos de un familiar que, desafortunadamente, la vendió a un tercero. Luego, se le perdió la pista.

Afortunadamente, aquel familiar la vendió, guardando el contacto del comprador. Y sorpersa, acabaron localizando al dueño de la moto, que conservaba los papeles originales de la moto, y hasta una matrícula que entregan al padre, pero eso era solo el aperitivo de lo que estaba por venir.

Detrás de la escalera estaba su regalo de cumpleaños: ¡la DKW original y restaurada! Las lágrimas fueron instantáneas. El resto, se cuenta solo. O mejor, se disfruta.

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