Moto22 en la competición, 50 puntos que saben a… José Viedma (3/3)

Ayer os había dejado en suspense, más concretamente en el aire. Como por el aire había yo volado durante los cronometrados. Tenía la pole pero lo que no tenía tan claro era si tenía moto para poder disputar las carreras.

Llego al box renqueante pero tranquilizando a todo el mundo. Me encuentro bien, sólo un ligero dolor en el codo y la rodilla derecha, y sigo sin lentilla en el ojo derecho. Eso si, el protector bucal con el que corro ha cumplido su cometido y esta vez no me duelen los dientes, como me ha pasado en alguna otra ocasión. Mejor que no se me entienda cuando hablo que estar un par de meses a sopitas.

Me acerco a Viedma y ya está con la caja de herramientas abierta y llave en mano. No queda más remedio que hacerle la pregunta: - ¿Cómo está la moto? - Mal, ¿de cuanto tiempo dispongo? - Una hora, más o menos. - Pues veré lo que puedo hacer.

Empiezo a observar los desperfectos: se ha retorcido las barras de la horquilla en las tijas, he doblado uno de los tornillos que une la torreta del manillar con la tija superior, me falta media estribera derecha, he rozado el escape, retorcido el paramanos y se ha salido la tapa y la goma del depósito de expansión del líquido de frenos. Como diría Homer: ¡Ouchh!

Poco a poco Pepe va arreglando trozos: suelta la tija y endereza las barras de la horquilla, repone el líquido de frenos y purga el circuito, repara la estribera para que no queden bordes cortantes... pero el problema lo tengo en el manillar, pues no tengo tornillo de repuesto.

En ese momento llega mi salvador, Jorgebike, con el que coincidí en algún entrenamiento y que ha acudido al circuito para rodar después de las carreras. Inmediatamente se ofrece para desmontar el manillar de su KTM y prestarme el tornillo para poder correr.

Así lo hacemos y Pepe consigue dejarme la moto lista. Creo que no podré agradecer lo suficiente a la gente que allí estaba por la ayuda que me ofrecieron: José Viedma al repararme la moto, Jorgebike por prestarme las piezas, Guillermo, el padre de Grillo, por dejarme otros tornillos, Yoalbi por ir a por hielo para que no se me pusiese el ojo como una berenjena... y al resto por estar ahí ayudándome. Después de esto, no había más remedio que ganar las dos carreras. Y ahora también entenderéis el título de la entrada.

Salimos a la primera manga, y siendo sólo tres, decidimos no hacer parrilla. Nos colocamos en paralelo a la misma altura. Yo estoy a la derecha y la primera curva es a izquierdas. O salgo como un rayo o lo tendré complicado, más viendo las salidas tan malas que hice en la anterior carrera.

Banderazo y salgo relativamente bien. Engrano hasta tercera y freno tarde, lo suficiente para colarme delante de Jorge, pero no para adelantar a Grillo. En la zona revirada intento meterle la moto dos veces, pero no hay hueco. Mejor no arriesgarme y lo intento a final de recta en el paso por meta. Y efectivamente, al comenzar la segunda vuelta, ya estoy primero.

Enlazo un par de vueltas rápido, pero sin arriesgar demasiado. Jorge es más rápido que Grillo, pero tiene que adelantarlo, y su Honda no es muy rápida en recta, por lo que lo va a tener complicado y yo tendré un par de giros para sacar ventaja. Hacia la vuelta cinco aproximadamente, ya tengo referencia visual en un par de curvas, por lo que puedo administrar la ventaja. Jorge todavía no ha podido pasar.

En la siguiente vuelta, miro hacia atrás y no veo a Jorge. Repito la mirada en la siguiente curva y efectivamente no está. Al pasar por meta, desde el muro me dicen que tranquilo, que se ha ido al suelo. Justo a media vuelta, veo en la recta de atrás marcas en el suelo de una arrastrada, y confirmo que efectivamente se ha caído y en uno de los puntos más peligrosos del circuito. Por suerte, continúa en carrera pero muy alejado.

Banderazo y victoria sin muchas complicaciones en la primera manga. La moto funciona correctamente, aunque empiezo a notar una ligera pérdida de eficacia en el freno delantero. Me temo que las pastillas están en las últimas y el líquido, aun siendo DOT 5.1, debe estar ardiendo. Y es que estamos a 40 grados.

Toca hidratarse y descansar para la segunda carrera. Pinta bien, y si hago una buena salida no tendré demasiados problemas. En carrera he marcado la vuelta rápida en trece seis, más lento que en los libres. Si lo pienso, es algo normal, pues hace una hora estaba hablando con el chofer de la ambulancia.

Segunda manga. Esta vez me he colocado en medio, así sólo tengo que preocuparme de uno de los dos. Banderazo y salgo muy bien, mientras que por el rabillo del ojo veo que a ellos se les levanta la moto. Perfecto, pues alcanzo la primera frenada en cabeza. Sin embargo, en la segunda curva cometo un error de principiante y entro un poco colado, y Jorge me adelanta por el interior. ¡Mierda! Voy a tener que pelear.

Sin embargo, no me veo capacitado para la pelea, pues la primera parte del circuito la hace más rápido que yo, y me mete unos metros que a duras penas consigo recuperar en la segunda mitad. Morri, así vamos mal, porque me la tendré que jugar toda al final. En el tercer giro, la cosa empeora, pues ya me saca más distancia de la que soy capaz de recuperar.

Paso por el meta y desde el muro me alzan los brazos en señal inequívoca de pregunta: ¿Qué pasa? Yo con la cabeza, hago un gesto de negación: pues pasa que no puedo... Sin embargo, en la quinta vuelta, Jorge sufre un bajón físico muy acusado, y lo alcanzo a final de recta. En esa vuelta, apenas se me aleja, y veo que mira varias veces hacia atrás. Está nervioso y tengo que aprovecharlo.

Al paso por la sexta vuelta, consigo emparejarme a él por el exterior. Le enseño la rueda intentando meterle la máxima presión posible. Quedan tres vueltas y así sabe que lo puedo adelantar en ese punto. Una vuelta y lo intento, para luego, tapar todos los huecos en la primera mitad que es la que tengo problemas y poner la directa a meta.

Jorge está que se sube por las paredes, y en la siguiente curva a mi caída, pierde la rueda delantera y se va al suelo. ¡Bien! Ya está hecho. Inmediatamente en la siguiente curva me quedo sin freno delantero. Las pastillas han dicho basta. De casualidad, porque si Jorge no se llega a caer, no hubiese podido adelantarlo.

Victoria y cincuenta puntos para la general. Grillo es segundo otra vez y Jorge tiene que abandonar, consiguiendo el tercer cajón del pódium. Segundo trofeo que me llevo y ya estoy primero en la general. Jorge ha rodado en trece tres y yo vuelvo a hacer la vuelta rápida en trece dos. Con razón me costaba más seguirlo.

La próxima carrera, el 13 de septiembre en Gijón. Toca defender el liderato.

Gracias a Germán (Cibercan) y Pitbull por las fotos.

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