Los últimos años han sido especialmente convulsos para el mundo de las furgonetas camper y las autocaravanas. La percepción es que hoy en día podemos ver muchos más de estos vehículos que hace años, y desde luego que es una aventura de las que molan. Pero, ¿y una camper en moto?
En busca de la camper definitiva sobre dos ruedas, dos colegas se han montado sus propias casas sobre ruedas sobre una Honda Gold Wing y una Suzuki GSX-R1000. Y se han largado a acampar miles de kilómetros lejos de casa para completar la legendaria Ruta 66.
Inestabilidad, caídas... Cruzando América de cabo a rabo con una moto camper
El fenómeno camper también ha llegado a las dos ruedas, y por raro que parezca, funciona. Al menos es lo que se propusieron dos fanáticos de este mundillo, que querían combinar este particular boom con sus motos, una Gold Wing y una GSX-R1000.
El escenario es la Ruta 66, la icónica y legendaria carretera que atraviesa los Estados Unidos, símbolo e inspiración como bien pudiera serlo la Estatua de la Libertad o el Gran Cañón de Colorado. Y para moteros y amantes de las autocaravanas (allí conocidas como RV), no hay mejor lugar.
Lo de surcar la Ruta 66 es un sueño húmedo para nosotros, los moteros... Lo de dormir ya es otra historia. Así que los dos protagonistas, Zack y Ari, grabaron para Revzilla el proyecto, pero con una condición: solo disponían 2.500 dólares para hacer la camperización, más el dinero del viaje.
Y vaya que si lo consiguieron. El invento, aunque dantesco, parecía funcional. La Gold Wing E-Bago (como la han llamado) dispuso una caseta retráctil fija de madera en la parte trasera en la que el conductor podía descansar y le entraba todo el cuerpo. Los ingenieros de Honda se estarían tirando de los pelos viendo semejante desproporción, que luego le pasaría factura en carretera.
El de la GSX-R1000 fue algo más simplista y fácilmente le añadió un remolque con cama sobre el que puso una tienda de campaña.
Con las mismas, se embarcan en la Ruta 66. En España seguramente ya nos habrían parado los primeros agentes de tráfico por no haber homologado esas dos casetas. En Estados Unidos juegan a otro nivel.
No es una idea perfecta para conducir, de hecho el de la Gold Wing se va varias veces al suelo, ya que es inestable, a lo que hay que sumar los casi 400 kg que lleva sobre sus piernas.
El viaje estuvo plagado de infortunios: la moto no arranca, se van al suelo varias veces... Pero el disfrute fue máximo. Y por supuesto, llegaron sanos y salvos al Gran Cañón, no sin antes haber atraído la atenta mirada de los turistas, que alucinaban con los dos moteros.