No me llames futuro, llámame MOTOROiD. Así funciona la espectacular autoestabilización de Yamaha

Antes de celebrarse el Tokio Motor Show, Yamaha nos enseñó un pequeño adelanto de un prototipo nada convencional que parecía una ida de olla más de los japoneses, dispuestos a sacar músculo con diseños poco convencionales sobre dos ruedas. Se llamaba MOTOROiD y tenía una pinta realmente extraña.

Eléctrico, autónomo, con inteligencia artificial, realidad aumentada, autoestabilizado... Este concepto futurista resulta ser algo más que una muestra de exposición, pues tiene vida y se mueve por sí mismo tal y como podemos ver en el siguiente vídeo.

MOTODROiD es la motocicleta 2.0

Movida por un motor eléctrico situado en su rueda trasera, MOTOROiD puede desplazarse tanto hacia delante como hacia atrás en el más absoluto de los silencios y sin emitir una sola partícula contaminante, pero eso puede que sea lo menos sorprendente de todo el prototipo.

Al igual que ya hizo Honda con su Riding Assist-e Concept, Yamaha se ha atrevido con una motocicleta que es capaz de mantener la verticalidad por sí misma en todo momento, incluso es capaz de apoyarse sobre su caballete lateral y levantarse de forma totalmente autónoma, además de responder ante maliciosos empujones laterales.

En la parte más mundana, la mecánica, llama poderosamente la atención el sistema elegido para mantener la verticalidad, con una articulación en la parte central sobre la que bascula por un lado la zona del "depósito" y la rueda delantera, y por otro el tren trasero y el paquete de baterías de iones de litio adosado a la parte inferior del chasis. Esta tecnología se denomina Active Mass Center Control System (AMCES).

La inteligencia artificial y la realidad aumentada trabajan de forma conjunta en el MOTOROiD a través de unos sensores. Con ellos, este prototipo puede reconocer a su propietario e interpretar sus gestos, activándose al ordenárselo y obedeciendo las indicaciones para que se levante, se acerque, se apague o nos siga. Se acabó aquello de hacer esfuerzos para aparcar.

Aunque sea un prototipo muy inteligente y estable, Yamaha promete unas sensaciones de conducción inigualables, porque la seguridad y no tiene que estar reñida con las emociones. Tanto es así que para integrar al piloto con la moto al máximo, la pieza trasera del colín bascula sobre el piloto para abrazar las caderas y mantenerle en el sitio.

Puede que dentro de algunos años comencemos a ver motocicletas de este tipo en la calle, pero no será pronto. En cualquier caso nos encantaría probar una para saber si efectivamente son o no son emocionantes.

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