Hablar de motos con turbo siempre es hablar de palabras mayores y mucha potencia. Tenemos el ejemplo en esta Suzuki Hayabusa, o en la Kawasaki H2R. Al privilegiado club se une una hypernaked de altos vuelos: una Yamaha MT-10.
La bestia de Iwata se reviste con un turbo que dispara su potencia y no es que la iguale con una MotoGP, sino que la supera con sus casi 300 CV de fuerza. Y lo mejor de todo, que es legal para circular por la calle, aunque jamás vayas a aprovechar semejante cifra. Al menos legalmente.
Esta Yamaha MT-10 tiene un curioso doble sistema de escape: legal e ilegal
La Yamaha MT-10 es una de las hypernaked más radicales del mercado. Además en todos los sentidos: potencia, equipamiento, electrónica, y potencia... Sus 165 CV y 112 Nm de par motor son más que suficientes para disfrutar del poderío de la 'Master of Torque' por carretera, aunque no para todos esa cifra es válida.
Cassidy Glyde es propietario de una, y sus 165 CV no le parecieron suficientes. Así que como todo joven poco experimentado pero con ganas de guerra, se compró un kit de turbo por una página de internet. Lo instaló en el garaje de casa, y spoiler: salió tan tremendamente mal que tuvo que acabar en el taller con una chapuza de las que marcan época.
Yamaha MT-10 Turbo
Al abrir la caja de Pandora, la moto estaba chafada y el tetracilíndrico tenía agujeros en los pistones a causa del sobrecalentamiento y el estrés del turbo. No era coser y cantar; instalar y disfrutar. No tuvo más opción que arreglar el motor, y ahora sí, instalar un turbo en condiciones a la Yamaha.
Purpose Built Moto fue el preparador que se ocupó de arreglar el desperfecto. Era la primera vez que lo hacían, pero les sobraban conocimientos. Sustituyeron los pistones agujereados por unos más resistentes y pequeños para reducir la relación de compresión del motor, que ya era suficientemente alta como para trabajar con un turbo. También instalaron un nuevo 'intercooler' lateral y dos ventiladores que se encienden manualmente.
La MT-10 pasó a ser todavía más bruta: filtro bajo el asiento, válvula de descarga externa... y un turbo Garrett. No pasa desapercibido los dos colectores que tiene, uno para circular legalmente y otro para ir con el escape libre. Algo que se pudieron permitir acoplar gracias a alargar el basculante 15 centímetros. Cambiar un sistema por otro es cuestión de unos pocos minutos y herramientas.
Sobre el banco de potencia la moto daba la friolera de 260 CV. 10 CV más que una MotoGP como la KTM RC16, por ejemplo. Eso con el escape libre. Con el sistema de escape legal, la moto reduce la potencia hasta los 230 CV. Y escuchar al turbo es una delicia.