Echando un vistazo atrás, el fin de semana vivido en Jerez nos dejó muchos momentos mágicos, pero puestos a escoger la carrera en la que hubo más emoción, la palma se la lleva indiscutiblemente la de 250cc. Jerez es una pista que tradicionalmente nos regala carreras de dos y medio sensacionales, y por si alguien duda de ello, no tiene más que rescatar la del año pasado, con esas frenadas 4 en línea en Dry Sack.
Este año, el grupo no era tan numeroso, pero sus dos únicos componentes rodaron tan cerquita durante toda la carrera, que se bastaron para dar tanto espectáculo como los cuatro del año pasado. La carrera se convirtió rápidamente en un mano a mano entre el español Álvaro Bautista y el italiano Marco Simoncelli, que se escaparon del resto de pilotos y se dedicaron a marcarse al milímetro.
El marcaje del italiano al español rozó por momentos la tragedia, pues iba comiéndole literalmente la trasera a la Aprilia de Álvaro en cada metro del trazado, y a decir verdad, el toque podría haber llegado mucho antes en cualquier despiste de uno u otro. Cuando Simoncelli se puso en cabeza, parecía que el ritmo cardiaco de los espectadores viviría una vueltas de respiro, pero estábamos en Jerez, y Álvaro no quería ir detrás ni dos curvas seguidas.
Y a todo esto, entramos en una última vuelta que iba a ser decisiva y peleada a muerte. Si durante toda la carrera Simoncelli se había enganchado a la rueda trasera del de Talavera, en esa última vuelta seguro que iba a ir enganchado hasta al depósito de la Aprilia del piloto español. Y tanto jugar con fuego, al final acabaron los dos quemados: un inoportuno gripaje en el motor de la Aprilia de Álvaro hizo que la Gilera de Simoncelli no pudiera apartarse de la trayectoria y se llevara por delante al español.
La victoria se la encontró Mika Kallio, pero el espectáculo lo habían puesto los dos pilotos que se estaban fundiendo en un deportivo abrazo mientras el resto de pilotos veía la bandera a cuadros. Álvaro ya puede empezar a sumar puntos si quiere continuar siendo el favorito a llevarse este año el título de una categoría monopolizada estos últimos años por los españoles.