Harley-Davidson quiso patentar el sonido de sus motos. En Japón se enfadaron tanto que Honda y Yamaha acabaron impidiéndolo

"Potato-potato-potato". En principio, ¿qué tendría que ver Harley-Davidson con eso? Poco o nada, pensarás. Te equivocas. Y de hecho, se acabó convirtiendo en una batalla legal que la firma de Milwuakee acabó perdiendo contra las marcas japonesas de motos.

Porque, piénsalo bien, si hay algo que distingue a una Harley-Davidson de cualquier otra moto del mercado, además de su diseño puramente yanqui y su estatus incluso de culto, no es otra cosa que su sonido. El "potato-potato-potato".

Honda, Yamaha y Kawasaki se opusieron, y ganaron

Es cierto que, si decimos "Harley-Davidson", inmediatamente lo identificas con un tipo de moto. Y un tipo de ruido también. Eso es lo que pensaron los directivos de Harley-Davidson a finales del siglo pasado; que el sonido de sus motos, identificado como la onomatopeya "potato-potato-potato", les pertenecía.

El famoso "potato-potato-potato" no es más que una forma simpática de describir el característico sonido de los motores Harley-Davidson en ralentí. Esta onomatopeya se debe a su configuración V-Twin a 45 grados, con un orden de encendido irregular que genera un ritmo grave y distintivo, casi como de un tamborileo.

Retomando la historia; como H-D identificaba a sus motos con ese particular sonido, en 1994 tomaron una inusual decisión que nadie, hasta ese momento, había tomado en la industria de la moto: registrar el sonido de su motor como una marca comercial.

La idea de Harley tenía un objetivo: asegurarse de que nadie más pudiera imitar ese sonido característico. Para Harley-Davidson, era una cuestión de identidad. Si otras motos podían sonar igual, qué les quedaba para diferenciarse. Así que lo hicieron realidad presentando una solicitud de registro ante la Oficina de Patentes y Marcas de Estados Unidos.

Tan curioso y surrealista te pareció a ti como a los japoneses. Las marcas de moto se opusieron inmediatamente. Menudo revuelo causaron. Honda, Yamaha y Kawasaki pusieron el grito en el cielo y se opusieron públicamente a dicha idea. Decían, y con cierta razón, que el sonido de un motor no era algo exclusivo de Harley y que muchas motos con sonidos similares producían un ruido casi idéntico.

Pero la pregunta que todos se hacían era, ¿cómo se podía proteger un sonido que dependía de variables mecánicas como el escape y la configuración del motor?

Bueno, pues a esa pregunta le precedió una batalla legal que duró nada más y nada menos que seis años. Durante ese tiempo, expertos en acústica y abogados especializados en propiedad intelectual debatieron sobre si el rugido de una Harley podía considerarse una marca protegida. La USPTO tampoco lo tuvo fácil, ya que conceder el registro significaría sentar un precedente complicado en el mundo del motor y el sonido industrial.

Aquello no llegó a nada; a hacer que la marca se gastase el dinero en un pozo sin fondo. Así que en el año 2000 decidieron retirar la solicitud. Pero no de cualquier manera. A lo yanqui; con estilo: "Si nuestros clientes saben que el sonido no se puede imitar, eso es suficiente para mí y para Harley-Davidson". Y asunto zanjado.

Puede que sobre el papel el "potato-potato" de sus motores no fuese para ellos. Pero culturalmente, ya les pertenece por esa simple batalla, y no mintamos, sigue siendo uno de los sonidos más reconocibles del mundo del motor.

Imágenes | Harley-Davidson

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