En ocasiones te encuentras, en tu incesante búsqueda de la moto perfecta, con una máquina que se aleja de cualquier razonamiento lógico para incrustarse justo entre las cejas. En mi caso, ese modelo especial podría decir, casi sin temor a equivocarme, que es la Moto Guzzi Griso 1100. Sé que no es la moto más cómoda, ni la más económica, ni pretende dar caza a ninguna R del mercado pero hay algo en ella que me hace desearla sin parar. En esta situación fui a parar a la página de Officine Rossopuro hallando, sin querer, mi nuevo gran amor; Guzzi Calibro 11.
Para ser sincero, al principio no logré identificar qué se había cambiado en esta preparación pero sabía que al menos se había hecho con mucho cuidado y un gusto exquisito. La Calibro 11 y su diseñador, Filippo Barbacane, no abandonan los trazados marcados por Moto Guzzi, un gran acierto por cierto, pero la descargan de elementos que hasta ahora pasaban desapercibidos en la línea de esta italiana de poco más de 81cv.
Por que hasta el momento no había caído en esos espejillos que se salen tanto del plano o en ese escape que quizá ocupe demasiado espacio. La limpieza en las líneas y saber no recargar los diseños es tarea y don de las mejores mentes y a menudo nos deleitan con acciones sencillas pero con resultados increíbles. Acciones que en muchos casos no requieren de un desembolso exagerado, cosa que ayuda a la hora de atraer clientes. En el caso de esta Guzzi vemos componentes modificados desde el depósito hasta el colín sin atentar contra el diseño original.
Las llantas de radios y la horquilla delantera Paioli de 51 mm o la trasera Bitubo han sido algunos de los cambios que han tenido ocupados a estos italianos durante cuatro meses de duro trabajo para ahora poder ponerla a la venta. Ahora ya está disponible para quien pueda permitirse un capricho de este tipo.
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