No hay duda: Harley-Davidson necesita un cambio de aires. Los resultados al finalizar la primera mitad de 2019 han vuelto a revelar que la firma estadounidense ha tenido otro resbalón, perdiendo aún más ventas de las que ya llevaba acumuladas hasta la fecha.
Si 2018 fue un mal año para Harley-Davidson, 2019 parece que va por un camino aún peor, aunque podría ser el momento en el que toquen fondo y empiecen a subir de nuevo pues es justo ahora cuando sus planes de futuro empiezan a materializarse en busca de soluciones.
Unos ingresos un 20% inferiores a los de 2018
Siguiendo la dinámica de los últimos años no sorprende ver que los resultados de Harley-Davidson vuelven a ponerse en números rojos. La marca de las barras y estrellas se ha vuelto a tropezar en el segundo trimestre de 2019 manteniendo la tendencia a la baja de un modelo de negocio que ya están intentando enmendar.
Las cifras de resultados han vuelto a atizar en el lomo a los chicos de Milwaukee, con una caída en sus cifras de ventas del 8% dentro de su mercado interno y del 8,9% en el mercado internacional con respecto al mismo periodo de 2018. Las cifras son aún peores que en el primer trimestre donde Harley se dejó un 3,8% de ventas a nivel global.
Trasladando estos porcentajes a cifras monetarias esto quiere decir que el beneficio conseguido en el segundo trimestre se ha quedado en 195,6 millones de dólares, un tijeretazo superior al 20% con respecto a los 242,3 millones de dólares conseguidos en el segundo trimestre de 2018.
No sorprenden estos resultados ni por la tendencia ni por el momento de cambio que está viviendo Harley-Davidson. Los americanos se han visto envueltos en una guerra comercial de la que se declararon en contra y por la que Donald Trump (presidente de los Estados Unidos), llegó a incitar a un boicot contra la marca calificándolo de "estupendo".
Aquella amenaza fue la respuesta del presidente a la externalización de parte de la producción iniciada por la marca en busca de huir de los aranceles desatados sobre las materias primas importadas a EEUU y sobre los productos americanos terminados que llegan a Europa como respuesta del viejo continente. 100 millones de euros de sobrecoste al año fueron el impacto estimado por Harley-Davidson; 2.000 euros por cada moto vendida.
Planes de futuro, planes de salvación
Fieles hasta ahora a un segmento de moto custom de corte premium y tamaño grande, Harley-Davidson no deja de perder clientes. Por un lado sus fieles seguidores tradicionales van dejando de montar en moto progresivamente a medida que se hacen mayores, mientras que por el otro extremo las nuevas generaciones se interesan más por otro tipo de productos más techies. El rollo old school ya no vende.
Ante la imposibilidad de dar la espalda a la evidencia, Harley-Davidson ha decidido convertirse en la primera marca de toda la vida que pone en el mercado una moto eléctrica grande. La Harley-Davidson LiveWire quiere cambiar la suerte de la marca y, también, la imagen con la que los clientes de todo el mundo perciben a la firma estadounidense.
Así, y pese que el primer prototipo se presentó en 2014, H-D se ha apresurado para ultimar el lanzamiento de una moto que aterrizará en nuestro mercado a la llegada del otoño de 2019 con un precio de 33.700 euros y unas características que no sorprenden, pero por algún sitio hay que empezar: 105 CV y hasta 235 km de autonomía.
Con posterioridad a la llegada de la LiveWire, los de Milwaukee no van a quedarse de brazos cruzados y quieren ir más allá, con la creación de una gama de motos eléctricas de corte más urbano y accesible para las nuevas generaciones. Por el momento ya cuentan con dos prototipos diferentes: una especie de moto/bici offroad ligera destinada al ocio y un scooter urbano para los trayectos por ciudad.
Por si fuera poco, en Harley-Davidson saben que centrarse únicamente en los segmentos superiores será garantía de continuar con la asfixia, así que al menos para el mercado chino van a desarrollar junto a Benelli y bajo el paraguas del gigante Qianjiang una moto de baja cilindrada para ir haciendo cantera, con un propulsor de 338 centimetros cúbicos.
Yendo un paso más lejos, de manera inminente (antes de que termine el verano con seguridad), Harley-Davidson va a presentar el inicio de una gama de motos alejadas del concepto custom creadas sobre una plataforma modular, adentrándose en terrenos inexplorados para reforzar su posición como marca global. Se trata de las Harley-Davidson Pan America y la que posiblemente se llame Bareknuckle: una moto de corte maxitrail y una streetfigter deportiva que tienen el objetivo de seguir abriendo mercado.
La apuesta de Harley-Davidson es arriesgada, sí, pero el mercado lleva años demostrando que mantenerse aferrados a su propio segmento sólo les lleva por el camino de las pérdidas. Esperemos que esta compañía fundada en 1903 sepa interpretar el futuro y volver a los números en verde con el cambio de rumbo.