Desde que le vimos en How Britain Worked, uno se da cuenta de la infinita curiosidad que tiene sobre el funcionamiento de las "cosas" y el inmenso respeto que guarda por la gente trabajadora, como su padre o él mismo. En su último programa para Channel 4, "Speed with Guy Martin", el piloto de Grimsby se enfrenta a ocho grandes retos (cuatro por temporada) en los que debe superar un récord Guinness. Superación personal, materiales de última generación y un poco de física para explicar cómo funciona cada vehículo. A sabiendas de que sólo pudimos verlo desde Reino Unido (y más tarde en Odisea), iniciamos esta serie para contaros cómo se dieron cada uno de esos retos. Hoy, el ciclista británico más rápido y la mayor distancia recorrida sobre agua con una moto (y no, no es una moto de agua).
El ciclista británico más rápido del mundo
Episodio completo | Channel4.com/GuyMartin
El primero de los desafíos a los que se enfrenta Guy Martin es el de proclamarse ciclista más rápido de Reino Unido. El récord está en manos de Dave Le Grys, quién en 1986 pedaleó hasta los 177 km/h a rebufo de un coche de competición modificado para ofrecer una mayor protección aerodinámica. Aunque las condiciones meteorológicas de entonces no eran las más idóneas, bien es cierto que pudo utilizar el asfalto de una autopista un día antes de ser inaugurada.
Algunos de los intentos en el pasado acabaron en graves accidentes debido a ruedas que revientan en plena prueba, baches etc… Por lo que las medidas de seguridad en esta prueba deben ser extremadamente cuidadosas. Lograr o no batir el récord de 177 km/h (110 m/h) depende fundamentalmente de tres aspectos:
- Una bicicleta modificada para ser capaz de llegar a esas velocidades con garantías.
- Un vehículo lo suficientemente seguro, grande y rápido para proporcionar protección aerodinámica.
- La capacidad muscular de Guy Martin para mantener un esfuerzo máximo durante el mayor tiempo posible.
Para hacerlo posible, Guy Martin y el equipo visitan a distintas personalidades para dar solución a cada uno de estos puntos. La primera de ellas es Laura Trott, velocista y ganadora de dos oros en los Juegos Olímpicos de Londres 2012. Con ella y sus compañeras encontramos un buen ejemplo de cómo funciona el rebufo. La primera ciclista es que mayor esfuerzo físico debe afrontar por la resistencia del aire, mientras que la segunda reduce su carga en un 30% y, la tercera, hasta en un 50%. Para comprobar que esto funciona a todo los niveles, Guy y Laura viajan a la pista de un pequeño aeropuerto para hacer una pequeña carrera. ¿Los resultados? A rebufo de Laura, Guy mejora su tiempo en 4 segundos y medio.
Sin embargo, una de las grandes preocupaciones de todos es si Guy será realmente capaz, físicamente hablando, de llegar a esa velocidad. Con esto en mente viajamos a la Universidad de Loughborough para hablar con la doctora Rhona Pierce, especializada en el entrenamiento de atletas de élite.
Rhona invita a Guy a participar en una prueba de esfuerzo. El piloto debe dar todo lo que tiene en las piernas durante el máximo tiempo posible, como su fuera un sprint. Mientras que un profesional es capaz de mantener ese esfuerzo durante aproximadamente 10 minutos, Guy se rinde tras la barrera de los tres. Los resultados y el análisis llegan semanas después y no son esperanzadores: aunque no están mal, siguen dentro de "la media" y tendrá que esforzarse para entrenar los músculos de contracción rápida.
El siguiente tema a tratar es el vehículo tras el cuál pedaleará Martin. Los de Channel4 apuestan a lo grande y contactan con Dave Jenkins, ingeniero y campeón de camiones de Reino Unido en 2011. Su "pequeñín" pesa cinco toneladas y media y es capaz de desarrollar más de 1.000 cv. Como sabéis, Guy es de profesión mecánico de camiones, como su padre, y no duda en probar y dar un poco de gas a tan tremenda bestia.
Pese al tamaño del vehículo, se dan cuenta de que el rebufo que ofrece se queda en el chasis del propio camión y no llega a la bicicleta. Es por ello que recurren a Jason Hill, ingeniero aeronáutico, para dar idear un método que ofrezca la mayor protección aerodinámica para el ciclista. Tras tener en cuenta varios diseños, se decantan por un simple panel al final del chasis, haciendo que el aire tienda a meterse entre la cabina y el panel y, así, ofrecer mayor rebufo que, por ejemplo, un diseño con forma de camioneta.
Y, finalmente, la bicicleta. De ella se encargan los chicos de Stok-On-Trent, los mismos que dieron vida a la de Mark Cavendish. Para llegar a los 177 km/h, necesitarían una relación de cambio tan grande que un humano no podría pedalear. La solución es un juego de engranajes doble construido sobre un chasis de acero de máxima calidad, más conveniente para la prueba que la fibra de carbono o el aluminio. Con ello, obtenemos siete giros y medio en la trasera con un simple pedaleo.
Para la prueba final, acuden a las kilométricas playas del sur de Gales. El primer intento es un horror, la arena que despide el camión nubla la vista y dificulta la respiración de Guy, que tiene toda una tormenta de arena dentro de su AGV. Además, la bicicleta deja mucho que desear en cuanto a estabilidad se refiere; sus finas ruedas no logran dar ninguna seguridad sobre la arena mojada. Pese a la negativa del propio Martin, optan por montar unas gomas más anchas e intentarlo de nuevo.
A la segunda va la vencida. Guy consigue pedalear durante más de una milla a más de 100 millas por hora, obteniendo una velocidad punta de… 112,94 mph, es decir, 181,7 km/h. Por poco, pero lo suficiente como para entrar en el prestigioso libro de los récords.
Fotos vía | Channel4.com
La moto hidroplano
Episodio completo | Channel4.com/GuyMartin
Para su segunda prueba Guy vuelve a los mandos de una moto, más en concreto, a los de su Suzuki RMZ. ¿Os acordáis de los vídeos de tipos planeando sobre el agua? Pues el piloto inglés se propone batir el récord del mundo y recorrer una distancia de más de 50 metros sobre agua con una profundidad de más de un metro.
Para poner en marcha el plan, el equipo de Channel4 y Guy Martin se pone en contacto con Charlie Broughton y Graham Davies, de Seelander Marine, una empresa dedicada al diseño naval y pequeñas construcciones. Tienen sólo cinco meses por delante para dar forma al proyecto llevarlo a cabo.
La teoría cuenta que una piedra correctamente lanzada hacia el agua crea una fuerza opuesta en las moléculas del agua que consigue rebotarla. Es decir, lo que todos hemos hecho alguna vez, el llamado "salto de la rana", aunque seguro que hay distintos nombres dependiendo de la zona y/o familia. Basándonos en el mismo principio, Guy debería poder imitar esa piedra con la rueda trasera de su moto.
Para saber cómo se siente cuando vas planeando sobre el agua, aparece el campeón del mundo de lanchas motoras, Jonathan Jones. Éste, tras darle un primer paseo por las aguas, le cede la posición de piloto en su máquina de 400 cv y fibra de carbono. Además de experimentar la sensación de volar sobre el agua apoyado únicamente sobre la parte trasera de la lancha, a Guy parece haberle gustado la experiencia.
Junto con el doctor Hugh Hunt de la Universidad de Cambridge, calculan que necesitan una fuerza de unos 50kg empujando frontalmente. Con el objetivo de comprobar de lo que es capaz el neumático de tacos, se desplazan a la costa sumergiendo levemente el eje trasero de la moto y midiendo la fuerza con la que empuja la plataforma en la que se encuentra. El problema es que el dispositivo para tal empresa no funciona… y sin tiempo para repararlo, deciden pedir una báscula doméstica al primer vecino que encuentran.
Los resultados son esclarecedores: la goma de tacos empuja, incluso, hacía atrás. Por suerte ya contaban con ello y han traído un neumático de palas como los utilizados para rodar en dunas. Este otro funciona de maravilla otorgando unos 100kg entre un punto sensible entre los 55 y los 80km/h. Por último, los chicos de Seelander Marine construyen un casco-plataforma en aluminio que cubra el chasis hasta la rueda trasera para mejorar su comportamiento sobre el agua.
De cara a la efectividad y la seguridad del piloto, recibe un breve entrenamiento para saber cómo reaccionar ante situaciones de emergencia bajo el agua. Además, Hugh Hunt explica la importancia del equilibrio y es que una pequeña modificación en el balance de pesos significa acabar bajo en el agua (tal y como vimos con la lancha).
Para la prueba final nos desplazamos hasta el lago Bala en la Parque Nacional de Snowdonia, Gales. Una boya es adherida al frontal de la moto para que el equipo de buceadores puedan encontrarla después de cada intento. Guy, listo para darlo todo, entra con fuerza en el agua, rebotando y avanzando no más de 30 metros. Tras una hora buscando la Suzuki y otro tanto vaciándola de agua, cambiando aceite etc… ambos están listos para el segundo y último intento. Pero antes, el equipo de voluntarios se ocupa de modificar el ángulo de entrada de la plataforma para hacerlo más suave y evitar esos botes.
El de Grimsby acelera con ganas, toca el agua… y comienza a avanzar como si se encontrara sobre tierra. Lo ha conseguido, el GPS indica que ha recorrido 63,5 metros sobre las aguas galesas. No obstante, este récord no saldrá impreso en el Libro Guinness porque para ello necesitaba superar la barrera de los 100 metros.
Continuará…
Fotos vía | Channel 4
Más información | Channel 4
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