Era demasiada casualidad. Ayer cuando hablábamos y debatíamos sobre Sete Gibernau y sus hazañas hice un comentario sobre La Vuelta a España que no tardó en tener respuesta. Porque sí, ignoro totalmente qué porcentaje de moteros son aficionados a la bicicleta, pero pondría la mano en el fuego a que es mucho mayor que en los conductores de coches.
Después de dejar claro que ningún momento quería faltar a esa competición ni a los ciclistas me topé con un vídeo impactante y me me vinieron a la mente todas esas ocasiones en las que me acordé de la familia de algún motero cuando salí a la carretera sin motor. Aunque vayamos primero con el personaje que protagoniza el último vídeo de la curva más famosa de la red.
Como veis es un clarísimo ejemplo de fijación en el objeto, pero también de irresponsabilidad y falta de respeto por el resto de usuarios de la calzada. Somos nosotros los moteros los que llevamos siempre las de perder, cualquier vehículo nos mandaría a paseo en caso de impacto.
Nos falta tiempo para pedir respeto por las dos ruedas pero en cuanto nos ponemos el casco parece que dos ruedas sólo tenga una moto. Y ahí aparecen nuestros compañeros ciclistas, que comparten con nosotros al amor por el sentimiento de libertad y muchos de los problemas que encontramos en la calzada.
Así, por amistad y cercanía aprovecho el impacto de estas imágenes para darles voz. Hagámonos un favor y a la hora de sobrepasar un ciclista pensemos en pasar dejando el espacio adecuado (metro y medio mínimo) y en que el sonido inesperado de un tetra de 600cc chillando a 11.000 vueltas puede dar algún que otro susto. Civismo, amigos.
Vídeo | Youtube